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Tribuna por Chris Atkin, Royal Aeronautical Society

Chris Atkin

Chris Atkin

Royal Aeronautical Society / President

 

El sector aeroespacial es notablemente innovador y muy avanzado. Lo que perseguimos todos los profesionales de la aeronáutica es el descubrimiento de soluciones que cambien la forma en que funcionan la sociedad y la economía mundial.

Hace ya 150 años que se fundó la Royal Aeronautical Society (Real Sociedad Aeronáutica) y es un enorme privilegio ser su Presidente en su centésimo quincuagésimo aniversario. Es una oportunidad para reflexionar sobre los muchos logros destacados de los últimos 150 años. La creación de la Sociedad tuvo su origen a partir del primer logro aeronáutico que supuso el globo aerostático, mucho antes que los «pesadísimos» vuelos de Otto Lilienthal y los hermanos Wright. Para nuestra comunidad, superar los límites y desafiar la lógica tradicional no es nada nuevo. Existen otras entidades ilustradas como nosotros, y algunas más venerables que la Royal Aeronautical Society, pero muy pocas que antecedan a la mayor parte de los sectores del arte y la sociedad para cuya promoción fueron constituidas.

Empujar los límites y desafiar la lógica tradicional no son algo nuevo para nuestra comunidad.

Hoy en día, nuestro sector aúna, de forma impresionante, a muchas personas, gracias a la promoción del entendimiento entre el comercio nacional y la transformación del comercio global. Al mismo tiempo, promueve la proyección de las fuerzas militares a un poder y un alcance más que aleccionadores. Además del transporte comercial y del poder militar, el sector aeroespacial y la aviación también han satisfecho una amplia gama de propósitos científicos, humanitarios, deportivos y recreativos, por no hablar de la conquista del espacio.

Como parte de las celebraciones del 150º aniversario de la sociedad, también vamos a mirar 50 años hacia el futuro. Aunque resulte imposible predecir de forma exacta qué será lo que cruce el cielo, sí que podemos ver ya cómo está cambiando el sector.

Los sistemas sin pilotaje se encuentran aún en fase muy temprana pero, gracias al cambio normativo y a un mayor desarrollo tecnológico, podrían suponer una revolución en un número de funciones sociales relativas a la agricultura, el mantenimiento y la gestión de infraestructuras y la respuesta ante emergencias, por nombrar unas cuantas.

Cada vez es menos probable que el espacio siga siendo el feudo de unos cuantos afortunados. El turismo espacial se está convirtiendo en una posibilidad bastante realista. La tecnología se encuentra ya en un estado avanzado y la demanda de esta actividad está madurando.

Es improbable que las presiones para que el sector desarrolle sistemas aéreos respetuosos con el medio ambiente y cada vez más eficientes desde el punto de vista energético se calmen bajo las presiones normativas y legislativas, así como bajo el peso de la opinión pública. No obstante y a pequeña escala, las soluciones eléctricas para las aeronaves se encuentran en desarrollo creciente. Las barreras tecnológicas que limitan la aplicación comercial imperante persisten, pero no son insuperables.

El desafío inmediato consistirá en asegurar la continuidad de la experiencia y el compromiso de la gente que trabaja en el sector. La esencia de la Royal Aeronautical Society será construir sobre nuestros éxitos a la hora de convertir información en conocimiento, experiencia en mejores prácticas, valores en normativas, análisis en ideas y entusiasmo en acción.

En muchos sentidos, tras 150 años, el fin de la sociedad sigue siendo el mismo. Nuestro papel es seguir reuniendo a gente entusiasta, experta y con experiencia, que trabaje junta en un entorno de independencia e imparcialidad.

En resumen, podemos estar seguros de que la historia volverá a repetirse: lograremos el éxito si conseguimos aunar grandes profesionales y grandes ideas.

 

 

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