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«Selfie» Aéreo

Vicente Padilla

Vicente Padilla

AERTEC / CEO & Founder

 

Un “selfie” es una fotografía autorretrato, normalmente tomada con un teléfono móvil sostenido con la propia mano. Se han convertido en algo muy popular entre los jóvenes y, por lo general, están asociadas con las redes sociales en Internet.

La industria aérea está en camino de convertirse en un selfie para los pasajeros. Hay una fuerte tendencia en los procesos aeroportuarios hacia más y más tecnologías de autoservicio. Los viajes en avión se han convertido en una comodity; por ello, existe una lucha constate para conseguir una reducción de costes. Los altos costes laborales empujan al pasajero hacia el autoservicio. La industria lo consigue con el uso de las nuevas tecnologías.

Los pasajeros reservan ya sus billetes en línea e imprimen sus tarjetas de embarque en casa. Una vez en la sala de embarque, el autoservicio para el etiquetado y la facturación del equipaje son una realidad en muchos aeropuertos. Igualmente, muchos aeropuertos disponen de controles automatizados de pasaporte. Los controles automatizados de tarjeta de embarque fueron la vedette en el último Passenger Terminal de Barcelona.

La comida aún se pueden comprar a bordo, cierto, pero algunos pasajeros traen bocadillos caseros para el vuelo. Incluso algunas compañías aéreas están animando a los pasajeros a viajar con poco peso – sólo con equipaje de mano – con el fin de eliminar la gestión del equipaje de bodega.

Los aeropuertos y las compañías aéreas quieren que los pasajeros se ocupen de ellos mismos.

El público en general puede no darse cuenta de que los aviones auto-pilotados también están de camino. Todos hemos oído hablar de los drones (Aeronaves Sin Piloto) especialmente en la industria militar. Ahora mismo podría parecer algo remoto y lejano a los vuelos civiles. No es exactamente así.

Muy pocos visionarios hubieran pensado – en 1920 – que los automóviles privados estarían al alcance del hombre ordinario sólo 40 años más tarde.

El tic-tac del reloj no se detiene. Es sólo una cuestión de tiempo para que finalmente podamos todos hacernos un selfie – en la cabina de nuestro propio dron – a 30.000 pies de altura.

Los planificadores del territorio deberían comenzar a pensar en ello.

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