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Un avión de cine: Boeing Stearman 75

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Jorge Moñino

AERTEC / Manufacturing Engineering

 

Si hubiera que apostar por la secuencia más famosa de la historia del cine, en muchas de las quinielas encontraríamos aquella en la que Cary Grant es acosado por un avión durante casi 5 minutos de película. Esta pertenece a Con la Muerte en los talones (North by Northwest) dirigida por Hitchcock. Todo empieza con alguien preguntándose qué hace un avión fumigando donde no hay cosechas, y a partir de ahí comienza la interminable persecución a Grant hasta que termina finalmente con el avión impactando contra un camión cisterna.

Este avión no es otro que el Boeing Stearman 75, y en otra gran película, El paciente inglés (The English patient) también es utilizado para intentar asesinar, aunque de nuevo no acaba logrando su objetivo.

A pesar de ser secundario de lujo en varias películas de éxito, el Stearman 75 fue un gran desconocido para el gran público en general.

Sin embargo, más allá de ser una mera máquina de matar, este biplano fabricado en madera y metal está considerado como uno de los mayores representantes de la Historia Dorada de la Aviación, destacando por una gran maniobrabilidad, respuesta de controles y seguridad del vuelo, lo cual le llevó a ser el perfecto aparato de entrenamiento militar, clave para la formación de cientos de miles de pilotos que adquirían las nociones básicas de vuelo antes de realizar la transición a aparatos de entrenamiento avanzado más potentes y modernos.

Estas ventajas, sumado a su bajo coste de producción y mantenimiento y al estallido de la Segunda Guerra Mundial, hizo que este modelo tuviera el record (hasta nuestros días) del mayor número de ventas de aparatos biplanos en la historia de la aviación norteamericana, con más de 8.500 unidades.

Una vez finalizada la Guerra, y al igual que el fallido asesino de Grant, el Stearman 75 fue utilizado principalmente en tareas de fumigación y siembra gracias a sus muy buenas cualidades para el vuelo lento a baja altura. Pero también tenía una gran versatilidad para realizar otras actividades, como era la fotografía, las acrobacias aéreas o el wingwalking, actividad consistente en hacer todo tipo de piruetas y movimientos sobre las alas del avión en pleno vuelo, y que fue tan popular a comienzos del siglo pasado.

Como curiosidad, decir que debido a su robustez y posibilidad de despegue y aterrizaje sobre cualquier tipo de superficie y en tramos muy cortos de terreno, este modelo fue el primer avión utilizado para aterrizar en la cubierta de un portaaviones.

El Stearman 75 también aparece en alguna película de este siglo, como es Pearl Harbour, donde tiene protagonismo en un par de escenas (de nuevo fumigando), aunque es más famosa la primera de ellas, al comienzo de la película, por la gran metedura de pata del director que sitúa la escena en el año 1923 cuando este modelo no se empezó a fabricar hasta mediados de los años 30.

De gazapos tampoco se libró Hitchcock, y es que durante la escena del impacto del avión contra el camión se puede observar durante una fracción de segundo como el avión siniestrado no es un Stearman 75, sino otro modelo parecido. Supuestamente esto fue debido a la falta de presupuesto, pero hay quien dice que el director quiso conservarlo intacto tras muchos días rodando la mencionada secuencia.

Este modelo a pesar de ser secundario de lujo en varias películas de éxito, fue un gran desconocido para el gran público en general. Sin embargo mereció un mayor reconocimiento del que tuvo pues fue pieza fundamental en varios hitos de la aviación, conquistando casi por completo los cielos de Estados Unidos, Canadá y Sudamérica durante varias décadas.

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