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Una noche con RPAS en incendios

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Rodrigo Valdivieso

Unmanned Aerial Systems Expert

 

Son las 22,00 horas de una noche de agosto. Una ola de altas temperaturas está cruzando todo el sur de Europa de este a oeste propiciada por fuertes vientos de levante. De noche, las temperaturas no bajan de 30ºC y de día la sensación de calor es agobiante cuando rozan y sobrepasan los 40ºC.

En la furgoneta vamos un poco apretados los dos operadores del Sistema Aéreo Pilotado Remotamente (RPAS) de ala fija (comúnmente también conocidos por drones) y el coordinador de operaciones.

Durante la campaña de incendios todo el equipo material siempre está perfectamente preparado y dispuesto para salir en cuanto se produce un aviso.

El equipo consiste, de manera simplificada, en un avión no tripulado desmontable que cuenta con un sofisticado sistema de navegación autónomo supervisado y operado de manera remota por un operador en tierra. Además, transmite en tiempo real imágenes recogidas con una cámara de espectro óptico de alta definición y otra cámara coaxial en espectro infrarrojo de 640×480 pixeles.

Como estamos en plena campaña de incendios forestales y ya teníamos una prealerta, sabíamos que este momento tenía altas probabilidades de llegar justo esta noche. Durante la campaña de incendios todo el equipo material siempre está perfectamente preparado y dispuesto para salir en cuanto se produce un aviso, pero, aun así, el procedimiento exige que justo antes de salir se vuelva a revisar todo siguiendo un listado de verificación y justo es eso lo que te mete agitación en el cuerpo.

Esta noche, los responsables de extinción nos acaban de confirmar que el incendio del que nos habían estado preavisando desde por la mañana finalmente no se ha podido controlar, se está propagando hacia núcleos urbanos y por lo tanto hay que acudir urgentemente.

Nuestro cometido es operar un RPAS de ala fija sobre el incendio durante la noche como apoyo a las labores de extinción de incendios proporcionando información directa y continuada del mismo.

Según nos vamos acercando, y ya a pocos kilómetros de la zona de incendio, empezamos a percibir el olor a maleza quemada y empezamos a ver el resplandor de las llamas cuando se reflejan en las nubes de humo que ellas mismas producen.

Se va notando una actividad inusual en el entorno cuando nos cruzamos con las sirenas azules de los vehículos de la Guardia Civil encargados de desviar el tráfico hacia zonas seguras. Nos identificamos y nos franquean el paso por la carretera que conduce directamente al frente de barlovento del incendio. Las primeras veces que te acercas voluntariamente a un incendio, lo que más impresiona es la violencia desatada a la que te enfrentas. Por la noche, el intenso brillo de las llamas, visible desde lejos, te dan una clara idea de la magnitud de su extensión y su rápido avance.

Llegamos al Puesto Mando Avanzado (PMA) o Unidad Móvil de Meteorología y Transmisiones (UMMT) que esencialmente es un sofisticado camión todoterreno donde se centralizan todas las comunicaciones y toda la inteligencia recogida de la emergencia para coordinar la respuesta. Una vez allí, nos registramos con las autoridades y confirmamos los enlaces y protocolos de comunicación ya ensayados durante el año. Alrededor de la PMA el ambiente siempre es frenético y urgente. Efectivos vienen y aportan sus últimas novedades sobre el frente y regresan con nuevas instrucciones según los últimos cambios recibidos y analizados.

Nos confirman autorización y registro para realizar el vuelo por lo que nos volvemos hasta nuestra base de operaciones, no muy lejos de allí en zona designada y segura, desde donde procedemos inmediatamente a desplegar el equipo y ponerlo a punto para el inicio de operaciones.

El sistema aéreo no tripulado ya está preparado. El listado prevuelo realizado y todas las luces de avisos y alarmas en verde. Las cámaras transmiten con normalidad y la recepción es buena. Se pide a la PMA, una vez más, autorización por walkie-talkie para iniciar vuelo. En el mismo momento en que se autoriza, el operador introduce el código de confirmación y la aeronave inicia por sí sola su despegue y se encamina a sobrevolar el incendio. Puesto que es noche cerrada, perdemos de vista el avión a los pocos metros …sólo persisten sus luces de posición y las estroboscópicas anticolisión, pero el RPAS sigue haciendo su trabajo de enviar imágenes mientras vuela de forma automática bajo la supervisión del operador instalado entre monitores de ordenador en la parte de atrás de la furgoneta.

Desde ese momento, en la PMA ya pueden empezar a recibir las imágenes capturadas por las cámaras infrarrojas y las electroópticas de alta sensibilidad junto con los datos de referenciación geográfica capturados por el dron que permiten situar sobre un plano cada imagen de la línea de avance de fuego.

Hasta hace bien poco no se tenía de noche la misma información con la que se contaba de día sobre las líneas de avance del fuego. Ahora es más fácil, seguro y eficaz tomar decisiones durante la noche al contar con esta valiosa información. Ahora el humano también “corre” por la noche en su carrera contra el fuego gracias a estas herramientas.

La información en forma de imágenes y referencias geográficas recibida directamente desde el RPAS es procesada por expertos en extinción en sus puestos en la PMA. Con la observación en tiempo real de la evolución del incendio pueden afinar con gran precisión la distribución de recursos humanos y materiales en puntos estratégicos de máxima efectividad para seguir trabajando durante la noche y a primera hora de la mañana siguiente.

Este relato puede parecer ficticio o fantástico, pero no lo es. Ocurrió así recientemente en un gran incendio de nivel 2 en el sur de España.

 

 

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